
Buenas de nuevo bloggers, tras mi reciente vuelta hace un par de días de las tierras cordobesas, me dedicaré a relatar no muy extensamente los especiales días que viví allí. Tras un viaje de cinco horas, llegamos a Córdoba, y durante el recorrido que hicimos por la ciudad en coche para dirigirnos a la casa de mi
Padrino, quedé prendado de lo que vi, una gran ciudad con bellos parques verdes y bien cuidados, un carril bici bastante bastante largo y por supuesto sus monumentos.
Tras acomodarnos en la casa y cenar los deliciosos pasteles y empanadas que traíamos de Espinosa como presente, me fui, con
Álvaro y Paola, a los que considero aparte de buenos amigos, familia, a ver la Córdoba nocturna y fiestera. Estuvimos en un garito que me encantó y que posiblemente nos gustaría a todos, La Buhardilla, sitio con música española e internacional y con algo fundamental: cervezas tirás de precio, algo así como Troya, pero sin tanta variedad.
Al día siguiente, tras levantarnos, nos fuimos a ver
Medina Azahara, que he de decir que pese a la afluencia de gente, me gustó un montón, (cómo me pone leer ahora la revista de historia y ver las fotos de Medina y la Mezquita y decirme, yo estuve ahí xD). Por la tarde intentamos ver la Mezquita pero como tiene unos horarios tan raros no pudimos, así que nos fuimos a dar una vuelta por la judería y a ver la calle de las flores y la calle del pañuelo y por supuesto el Zoco. Nos volvimos pronto a casa a descansar para el día siguiente.

Sábado. Nos levantamos muy pronto porque era el día, el día de probar el famoso Paintball. Nos desplazamos a 20 kilómetros de Córdoba para ir al campo de juego. Tras la charla típica de seguridad y explicación del juego, nos vestimos y pasamos a la acción. He de decir que al principio resultó un poco frustrante, pero sólo al principio, porque luego disfrutamos como niños pequeños. Hubo de todo, pero sobre todo risas y mucha pintura. Recomiendo a todo el mundo probarlo aunque sea por lo menos una vez. Esto no es cocaína, aunque engancha, no suele matar xD.

Por la tarde, fuimos a ver por fin la bella Mezquita, quedé extasiado por tanta belleza arquitectónica, aunque a la vez asqueado por ver como la "Santa Hermandad" jodió el sitio metiendo la catedral en medio de la Mezquita. En fin, demasiado tarde para quejarse. Después de deleitar los ojos con tal majestuosidad, nos fuimos a deleitar el paladar en una tetería. No penséis que pedí una cerveza, estuve tentado pero no, al final degusté por vez primera el té. Luego fuimos a ver el arco del triunfo y después a cenar al
Brutus, dios que bruto me puse xDD, para terminar la noche cerveceando y cubeteando.
En conclusión y para cerrar la entrada, decir que el puente ha estado genial y muy especial, estoy deseando volver para ver lo que quedó. Me he reído un montón, no parábamos prácticamente xD. Una experiencia que ha quedado grabada en el libro de mi corazón. Espero volver a veros pronto. Para esta navidad verdad?. Muchas gracias por todo.
Os dejo con el enlace a las
fotos.