domingo, noviembre 04, 2007

El Laberinto de la Felicidad. Parte I

Buenas, esta vez os volveré a hablar de aquello que se nos escapa con bastante frecuencia: la felicidad. Esta primera entrega de una serie de seis está sacada de un artículo del país semanal que corresponde a un libro llamado El Laberinto de la Felicidad. Amar, valorar lo que se tiene, perseguir lo esencial y disfrutar de las pequeñas (y grandes) alegrías son algunas de las señales de la "hoja de ruta" que conducen a la felicidad.

Primera Parada: Amor, ternura y afecto. "La felicidad es hacer felices a los demás". François Lelord.

Según la neurobiología y los estudios de opinión, la materia prima esencial de la felicidad es el amor. Nadie es más feliz que el que ama y a su vez se siente correspondido. La ternura, el afecto y las caricias son la primera parada obligada en el camino hacia el centro del laberinto de la felicidad. El amor y la intimidad que de él se deriva constituyen la única manera de pretender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. En ese proceso, la persona que ama posibilita al amado a que manifieste sus potencias.

Es a través de esa toma de conciencia de lo que podemos llegar a ser gracias al reconocimiento y al apoyo de quien nos ama como se pone en marcha el proceso que permite que nuestro potencial se convierta en realidad. Allí, en el proceso de desarrollo personal que nace del amor, se ejercita una experiencia mucho más intensa que el placer: la felicidad.






1 comentario:

AoKumo dijo...

Para lo poco que dura esta vida que tenemos, lo mejor que podemos hacer es intentar seguir ese camino, nada de estar cabreados y de morros continuamente.

Sentirse querido por alguien y corresponderlo de la misma manera es lo mejor que hay.