domingo, noviembre 11, 2007

El Laberinto de la Felicidad. Parte IV

Cuarta parada: el lujo de lo esencial. "Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra". Anthony de Mello.

Nacemos ingenuos y felices, y la paradoja es que vamos dejando de serlo a medida que buscamos la felicidad en los objetos, en la materia. También en muchos casos, y a medida que crecemos y envejecemos, la inteligencia nos lleva al escepticismo.

Pero el escepticismo no es una buena base sobre la que edificar la felicidad; más bien es una parada necesaria en el camino de la sabiduría, nunca la estación final. La misma inteligencia que nos llevó a él debe devolvernos a la ingenuidad perdida no como un medio para alcanzar la felicidad, sino como un fin.

Y es en esa ingenuidad donde, de repente, emergen la humildad y la gratitud, ingredientes imprescindibles en el viaje hacia el centro del laberinto de la felicidad. Desde ellas valoramos lo esencial, lo simple, lo honesto: la amistad, la belleza natural, el arte que emerge de la entrega, el lujo de lo esencial.




1 comentario:

Anónimo dijo...

"No es mas feliz quien mas tiene, sino quien menos necesita", esta frase a mi me da algo de miedo, ya que si, efectivamente la felicidad no reside en el materialismo sino en cosas mas profundas como ya has citado, pero también creo, que es peligroso que eso se convierta en conformismo, a las altas esferas les viene muy bien que nos contentemos con nuestros suelditos de mierda y nuestras vidas medias mediocres, y ellos puedan seguir usando este sistema para navegar en océanos que no sabemos que ni existen. también es cierto que le doy unas ciertas connotaciones cristinas/religiosas de sumisión y conformismo, odio eso, ahí que luchar siempre por lo mejor para uno mismo y los demás.