Otra característica común de las personas que se declaran felices es su capacidad para valorar y disfrutar lo que tienen. Y no nos referimos a la posesión de bienes materiales, que, más que felicidad, procuran comodidad, bienestar o placer; al contrario, la felicidad parece emerger de la toma de conciencia de aquello que es obvio y que, precisamente por ello, obviamos: un buen estado de salud, la compañía de nuestros afectos, el contacto con la naturaleza, una buena conversación, tener el privilegio de trabajar en algo que nos gusta.....
Sin duda, los conceptos conciencia, amor y felicidad van juntos. Ya lo decía el sabio alquimista medieval Paracelso: "Quien conoce, ama. Y quien ama, es feliz".
1 comentario:
Estoy de acuerdo, aunque me pregunto que diría alguien al respecto que vive en la calle, porque si, el dinero no da la felicidad, en efecto, pero ayuda bastante bastante.
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